*Por Hernán Corrales, Consultor Técnico de Mobil Lubricantes

Aproximadamente medio millón de dólares es lo que representaría tener una parada no programada tan solo una hora de una maquinaria en la industria minera metalífera. Por estos altos costos es que los responsables de mantenimiento se enfrentan a desafíos altamente exigentes.

Trabajar en zonas alejadas, inhóspitas y en condiciones extremas, donde usualmente están las operaciones mineras, redoblan la necesidad de recaudos que se deban contemplar para minimizar los riesgos, dado que la accesibilidad a determinados repuestos o a cualquier otro producto puede verse seriamente limitada. Sin contar que muchos componentes de los equipos mineros se fabrican en el extranjero con tiempos de producción de hasta un año para su reposición.

Para evitar imprevistos hay recaudos que se pueden tomar de antemano, como utilizar productos adecuados, y no solo desde el punto de vista de la calidad y tecnologías, sino más bien productos que concuerden con las distintas maquinarias y sus aplicaciones; además de tener en cuenta las buenas prácticas de mantenimiento y soluciones para que en caso de que haya que parar una máquina se pueda hacer de manera planificada, reduciendo la probabilidad de una parada no programada. 

Entendiendo que en la minería metalífera el mundo de las maquinarias es un universo en sí mismo, dividido en plantas de procesos y equipos móviles, a cielo abierto o subterráneo (como por ejemplo perforadoras de 4, 10 y 12 pulgadas, camiones de gran porte o cargadores para cielo abierto; equipos eléctricos de bajo perfil o perforadoras de múltiples barras para subterráneas), así como también herramientas de apoyo (como motoniveladoras o topadoras para cielo abierto; sopladores para minería subterránea, entre otros), es imprescindible destacar que los lubricantes deben cumplir los requerimientos para cada fabricante.

Por ejemplo, mientras los equipos utilizados para cielo abierto son muy grandes y consumen mucha cantidad aceite, los de bajo tierra (muy específicos y de bajo perfil) tienen un menor consumo de aceite, pero con otras especificaciones o desarrollos (como el caso de los aceites hidráulicos, que no se deben contaminar y si así sucediera, deben seguir funcionando).

Comprender la diversidad de la oferta de lubricantes y grasas sin duda facilitará el correcto funcionamiento de los equipos, brindará mayor confiabilidad en la operación, facilitando el mantenimiento y evitará complicaciones inesperadas por reparaciones (imprevistas y costosas) que obstaculicen el normal funcionamiento de los procesos de producción/operación.

En este sentido, como se mencionaba, hay una extensa variedad de productos para las distintas maquinarias. A fin de entender mejor de que se trata, los lubricantes se agrupan por familias según su aplicación:

  • Para el caso de cielo abierto y subterránea hay para transmisiones y trenes de tracción de servicio pesado, engranajes, compresores para todo tipo de motores, refrigerantes, así como también para equipos que no admiten los hidráulicos comunes y que deben ser libres de zinc.
  • También, si se consideran aquellos vehículos de apoyo a los grandes equipos de producción, el espectro incluye desde productos para camioneta, camiones de motores pequeños de última generación hasta distintas variedades para los sistemas hidráulicos, cajas de velocidades y diferenciales.
  • En tanto, y no menos importante, hay que examinar las necesidades de las plantas de producción y en ese segmento su amplitud abarca desde sintéticos para engranajes, hidráulicos, compresores, entre otros, hasta aceites para bujes, cojinetes, rodamientos, motores eléctricos de eje horizontal y vertical o grasas para acoplamientos de alta velocidad, sólo por mencionar algunos.

Esto sumado a una necesidad concreta en todas las industrias, pero aún más en la minera por las condiciones del contexto donde es esencial que la maquinaria funcione con alta confiabilidad, tener un lubricante correcto más un adecuado mantenimiento evitará tiempos de inactividad que pongan en riesgo la operatividad.

Un ejemplo de cómo un lubricante adecuado puede generar grandes cambios en la productividad de los equipos es el de una compañía minera peruana, que gracias a complementar prácticas de mantenimiento con el aceite apropiado, se logró prolongar los intervalos entre cambios en más de un 400 %, hasta 4.400 horas, y a reducir los costos de mantenimiento en una cifra estimada de USD 260.396 en seis años.

De a un tiempo hasta acá, el incremento de productos cada vez más específicos y desarrollados genera la necesidad de los responsables de mantenimiento de estar cada vez más actualizados y en alianza con profesionales de la lubricación para no solo poder mantener los equipos en permanente movimiento sino también para obtener el mayor rendimiento de las máquinas.