Uno de los mayores desafíos en la industria siempre ha sido garantizar el funcionamiento continuo de la maquinaria, minimizando al máximo los tiempos de inactividad. Mantener las operaciones sin interrupciones no solo mejora la productividad, sino que también optimiza los costos de producción a largo plazo.

En este contexto, un mantenimiento adecuado de la lubricación juega un papel clave. Prevenir fallas, aumentar la vida útil de los equipos y optimizar su rendimiento dependen en gran medida de elegir el lubricante adecuado para cada máquina y aplicarlo correctamente.

Con la experiencia de las grasas industriales Mobil™, exploramos algunos aspectos esenciales de la grasa: cuándo utilizarla, cuáles son sus beneficios, y cómo su composición y propiedades contribuyen a maximizar la eficiencia operativa de los equipos.

¿Qué son las grasas y cómo se componen?
La grasa lubricante es un producto que se caracteriza por su consistencia semisólida a sólida, fabricada con tres componentes esenciales: aceite base, espesante y aditivos. El aceite base es el principal responsable de las propiedades lubricantes, representando entre el 80% y el 97% de la grasa. El espesante, por su parte, genera la estructura semisólida, mientras que los aditivos mejoran o modifican sus propiedades, como antioxidantes, inhibidores de óxido, agentes antidesgaste y lubricantes.

Es importante resaltar que la consistencia de la grasa depende más del contenido de espesante que de la viscosidad del aceite base. Esta consistencia es lo que le otorga la capacidad de lubricar adecuadamente, asegurando que la grasa fluya de manera controlada y se libere cuando sea necesario para proteger las superficies en contacto y evitar el desgaste.

Aplicaciones, funcionalidades y beneficios de las grasas industriales
Las grasas son especialmente útiles en aplicaciones donde la relubricación frecuente no es viable o económicamente justificada debido a la configuración física del mecanismo, el tipo de movimiento o los sellos empleados. Actúan como reservorios de aceite lubricante, funcionando como una especie de «esponja» que retiene el aceite y lo libera cuando se ejerce una presión o fuerza sobre el componente.

Gracias a su consistencia semisólida, las grasas se aplican eficazmente en componentes ubicados en posiciones verticales, sin riesgo de escurrimiento. Aunque no ofrecen el mismo nivel de enfriamiento y limpieza que los aceites, cumplen con todas las demás funciones del lubricante, como protección contra la fricción y el desgaste.

Además, la grasa forma un sello protector que impide la entrada de contaminantes y resiste el lavado con agua, permaneciendo en su lugar. Este beneficio contribuye a la reducción de la necesidad de sellos mecánicos o elastómeros. De hecho, el 80% de los rodamientos industriales se lubrican con grasa, ya que ofrece una protección superior contra polvo y humedad, facilita la aplicación y minimiza el riesgo de fugas en comparación con los aceites.

Conceptos técnicos clave para el mantenimiento de la lubricación
Para los encargados de mantenimiento, algunos conceptos técnicos son fundamentales para garantizar una correcta lubricación y protección de los equipos:

Punto de goteo:
Es la temperatura a la cual la grasa pierde su capacidad de retener el aceite base. Este dato es útil para determinar las condiciones en las que la grasa se vuelve ineficaz, como en ambientes fríos.

Resistencia al lavado con agua: Es la capacidad de la grasa para mantenerse en su lugar incluso cuando está expuesta a salpicaduras o impactos de agua, un aspecto crucial en entornos húmedos o con líquidos.

Estabilidad estructural: Esta propiedad se refiere a la capacidad de la grasa para mantener su consistencia bajo tensiones mecánicas, como la cizalladura. Una buena estabilidad estructural asegura que la grasa no se ablande o se escape del rodamiento, lo que requeriría reengrase y mantenimiento adicionales.

Consideraciones clave para un mantenimiento efectivo
La vida útil de la grasa puede reducirse significativamente cuando aumentan la velocidad, el tamaño o el área de contacto en las máquinas, lo que requiere un reengrase más frecuente. Para asegurar un reemplazo adecuado y mantener la maquinaria en óptimas condiciones, es recomendable seguir estos pasos:

  1. Purgar la grasa antigua: Se debe utilizar la grasa nueva como elemento de empuje para eliminar la vieja.
  2. Aumentar la frecuencia de re-lubricación: Esto es importante para eliminar por completo la grasa antigua.
  3. Monitorear la temperatura y las vibraciones de los rodamientos: Para detectar cualquier anomalía que pueda indicar problemas.
  4. Continuar con la frecuencia normal de engrase: Una vez que el proceso de re-lubricación esté completo.
  5. Evitar mezclar grasas diferentes: Aunque parezcan similares, las grasas con espesantes distintos pueden ser incompatibles y afectar la lubricación, provocando daños en los componentes.