Por Jorge Martín (Ingeniero de Mobil Lubricantes) y Hernán Corrales (Consultor Técnico de Mobil Lubricantes)
La actividad industrial necesita energía para realizar cualquier trabajo de manufactura y, a su vez, transformarla según requieran sus procesos; por ejemplo: transformar energía química en mecánica (un motor a combustión que utiliza diésel o gas para mover un generador), energía eléctrica en mecánica (un motor eléctrico que debe mover un torno) o energía potencial contenida en el agua en eléctrica (un salto en una central hidroeléctrica para mover un generador).
Sin dudas, este consumo impacta directamente en los márgenes operativos de las compañías manufactureras, por lo que gestionarla para hacer un uso más eficiente se transforma no sólo en una necesidad, sino también en una ventaja competitiva para el negocio.
Adicionalmente, el simple hecho de que la energía no esté siendo consumida eficientemente, implica una mayor demanda de recursos fósiles/naturales, que encarecen mucho más las operaciones y afectan cada vez más al medio ambiente. Esto es especialmente importante teniendo en cuenta que para el 2040 se estima un incremento del 35% de la demanda de energía, que puede transformarse en 70% si no se gestiona adecuadamente su uso*.
En respuesta a esto, los profesionales a cargo de equipos o maquinarias industriales tienen a disposición una serie de tecnologías al alcance de la mano que permiten reducir este consumo exacerbado: los aceites lubricantes sintéticos.
Ahora bien, antes de ahondar sobre este tema, es importante establecer la definición del problema: la cantidad de trabajo a entregar (Work In) que posee esa cantidad de energía será SIEMPRE igual a un trabajo útil (Work Out) más un trabajo No útil (Pérdidas).
Work in = Work Out + Losses
Power in = Power Out + Losses
En este sentido, en los equipamientos, el calor -por ejemplo- refleja la presencia de energía calórica que no es más que energía mecánica desperdiciada, o bien, trabajo NO ÚTIL; y ese efecto no deseado (calor=Energía perdida) proviene de la fricción que se produce entre los elementos de máquinas. Los aceites lubricantes -en especial la tecnología sintética- son un factor clave dado que actúa directamente sobre la fricción, mitigando estas pérdidas.
En términos de aumentar el rendimiento y llevar esa transformación a trabajo útil, los ingenieros han trabajado durante años para desarrollar soluciones inteligentes que ataquen el problema de la fricción y, para ello, la tecnología contenida en los lubricantes sintéticos, brinda mejoras sustanciales respecto de las minerales, transformándola en una ventaja competitiva importante en términos de ahorro.
Además, a diferencia de la tecnología mineral, los aceites lubricantes sintéticos ofrecen una excelente performance tanto a altas como a bajas temperaturas, o incluso al exponerse a amplios rangos de temperatura de trabajo durante su operación habitual. Esto es posible gracias a la estabilidad térmica y a su resistencia a la oxidación, sumado a que tienen un alto Índice de Viscosidad. De esta manera, el aceite 100% sintético mantiene la viscosidad incluso cuando es sometido a altas temperaturas, por lo que se reducen los plazos de re-lubricación, al mismo tiempo que mantienen en excelentes condiciones los equipos, dando como resultado una mayor vida útil. A mayor durabilidad, tanto de los equipos como de los aceites lubricantes, los profesionales ahorran dinero, impactando positivamente en los resultados económicos.
Estudios en campo demuestran valores que oscilan entre 1,5% y 6% en términos de eficiencia energética cuando es utilizada la tecnología sintética versus la mineral. Adicionalmente, esta reducción en la fricción ha permitido capturar reducciones en temperaturas de trabajo de hasta un 20% en equipos.
Más allá de los múltiples beneficios que ofrece esta tecnología, en caso de optar por los aceites sintéticos, es vital contar con expertos en lubricación que puedan, a partir de las visitas en planta, hacer un seguimiento y control del lubricante sobre ese equipo, así como montar un plan adecuado de medición.
Pasar de una solución de menor desarrollo tecnológico (como la mineral) a una de alto desarrollo y performance (sintética), se transforma en una excelente oportunidad para el negocio, en especial cuando los clientes comprueban los resultados obtenidos. A modo de ejemplo, una manufacturera de cemento logró, a partir de la utilización de grasa sintética en su horno cementero, un ahorro anual de 176 mil dólares gracias a la reducción de costos de mantenimiento y el consumo de grasa. El problema que enfrentaba el cliente eran las altas temperaturas que se producían en el rodamiento del horno; por lo que, en vez de detener la producción (ya que implica pérdidas económicas producto de la inactividad), decidió migrar a la tecnología sintética. Una compañía dedicada a la fabricación de papel, que ya utilizaba la tecnología sintética, decidió recurrir a una evolución del lubricante. Esto le permitió ahorrar más de 17 mil dólares gracias a la extensión del tiempo de recambio: pasó de 8000 horas (es decir, 1 vez por año) a 24000 horas (es decir, cada 3 años).
Todo esto es posible gracias al seguimiento y control que realizan los profesionales de la lubricación en las plantas, debido a que permite analizar el comportamiento de la tecnología en los equipos.
En síntesis, si no se gestiona correctamente la energía, las compañías pierden dinero pues implica que tanto las turbinas, hornos, compresores, reductores o cualquier otro equipo industrial, va a requerir aumentar la frecuencia de la lubricación, por lo que el equipo tendrá una performance de menor calidad, mayor número de intervenciones y quizás hasta más cantidad de roturas. Todo esto se traduce en un incremento de los costos totales de la operación, impactando directamente en la rentabilidad del negocio, así como en el manejo eficiente del proceso, lo que haría que una empresa quizás nunca lograse obtener una certificación en ISO 50001.
Avanzar hacia esta tecnología superior ofrece excelente desempeño, mayor cuidado de los equipos, ahorros de dinero, hace más eficiente y saludable el proceso y está a tan sólo una decisión de distancia.